Un buen gobierno es fundamental para una eficaz gestión de la administración pública. Hablamos de buen gobierno como aquel ejercicio del poder que se caracteriza por los pilares fundamentales de la transparencia y la participación ciudadana así como el uso eficiente de todos los recursos disponibles para un desarrollo positivo desde el punto de vista social y económico. En la Red de Entidades Locales por la Transparencia y Participación Ciudadana se dispone del Código de Buen Gobierno (CBG) que tiene por objeto el establecimiento de los principios a respetar en el desempeño de las responsabilidades políticas de gobierno y administración, así como las de dirección y gestión local, fijando los compromisos que reflejen los estándares de conducta recomendados y reforzando la calidad democrática de las instituciones locales.
A este respecto, el pasado mes de septiembre se celebró el VIII Congreso Internacional de Transparencia y Buen Gobierno en Alcalá de Henares (Madrid). En modalidad dual —presencial y online— se configuró como un lugar de encuentro de académicos, funcionarios, periodistas, activistas y, en general, personas preocupadas por una democracia avanzada en la que la transparencia pública es un elemento esencial.
Qué determina un buen gobierno
Un buen gobierno está basado en la transparencia y la participación ciudadana y se articula bajo tres ejes fundamentales, tal y como detallamos en el Código de Buen Gobierno de la FEMP:
- Estándares de conducta para la mejora de la democracia local
- Compromisos éticos en materia de conflictos de intereses, régimen de incompatibilidades y retribuciones.
- Relaciones entre cargos electos y empleados públicos.
Como objetivos específicos de un buen gobierno pueden señalarse los siguientes:
- La integración de la dimensión ética en el funcionamiento de las entidades locales.
- Incorporar las estrategias de actuación para la consecución de una democracia real y efectiva, a través de la participación ciudadana y el gobierno abierto.
- Definir las líneas básicas que deben presidir la gestión pública local.
- Reforzar los estándares de conducta en el ejercicio de las responsabilidades públicas.
- Delimitar las pautas para las adecuadas relaciones entre los ámbitos de gobierno y administración, normalizando las relaciones personales internas.
En definitiva, cuando hablamos de buen gobierno hablamos de transparencia, participación ciudadana y responsabilidad pública. Es recomendable cumplir con el Código del Buen Gobierno para mejorar en el ejercicio de las funciones públicas y la integridad de los poderes gubernamentales democráticos.
