Existen varios marcos teóricos que ayudan a comprender cómo se organiza la participación ciudadana. A continuación, exploramos tres de los modelos más reconocidos de participación ciudadana en función de sus niveles: la Escalera de Arnstein, el modelo de la OCDE, y el propuesto por el IAP2. Cada uno tiene características particulares que permiten evaluar el grado de involucramiento y poder de decisión que se otorga a los ciudadanos.
La Escalera de Arnstein
Uno de los modelos más influyentes es el propuesto por Sherry Arnstein en 1969, conocido como la Escalera de la Participación Ciudadana. Este modelo divide la participación en ocho niveles, organizados en tres grandes categorías:
- No participación: Los primeros escalones representan niveles de manipulación y terapia, donde el ciudadano no tiene un rol activo en la toma de decisiones.
- Participación simbólica: Incluye la consulta y el apaciguamiento. Aquí se invita a los ciudadanos a dar su opinión, pero el control real sigue en manos de las autoridades.
- Control ciudadano: Los niveles superiores, como la asociación y el control ciudadano, reflejan una participación activa, donde los ciudadanos tienen un poder real de decisión.
Arnstein visualiza la participación como un proceso que avanza progresivamente, desde la exclusión hasta el empoderamiento total. Este modelo es útil para detectar cuando una participación es meramente simbólica o verdaderamente efectiva.
El Modelo de la OCDE
En un enfoque más simple, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) clasifica la participación en tres niveles:
Información: Es un proceso unidireccional en el que el gobierno proporciona datos y actualizaciones a los ciudadanos, pero no se espera retroalimentación.
Consulta: Aquí, las autoridades solicitan la opinión de los ciudadanos sobre ciertos temas, pero no tienen la obligación de adoptar esas sugerencias.
Participación activa: En este nivel, los ciudadanos participan en el proceso de toma de decisiones de manera más directa, aunque el control último aún puede residir en las autoridades.
Este modelo es atractivo por su simplicidad y por cómo resalta la importancia de ir más allá de la consulta hacia una participación activa.
El Modelo del IAP2
El International Association for Public Participation (IAP2) propone un enfoque intermedio con cinco niveles de participación:
- Informar: Similar al modelo de la OCDE, este nivel se enfoca en la distribución de información sin requerir una participación activa del ciudadano.
- Consultar: Las autoridades buscan retroalimentación, pero la implementación de las propuestas no es obligatoria.
- Involucrar: Los ciudadanos participan activamente y sus aportes son considerados de manera seria, aunque no son vinculantes.
- Colaborar: En este nivel, ciudadanos y autoridades trabajan juntos para tomar decisiones conjuntas.
- Empoderar: El máximo nivel de participación, en el que los ciudadanos tienen el control final sobre ciertas decisiones.
Comparación y Relevancia de los Modelos
Cada uno de estos modelos aporta diferentes perspectivas sobre la participación ciudadana y su importancia en la gobernanza democrática. El modelo de Arnstein es especialmente útil para denunciar prácticas donde la participación es simbólica más que real. Por otro lado, la clasificación de la OCDE simplifica el análisis de los procesos participativos, destacando la evolución desde la información hasta la participación activa. Finalmente, el enfoque del IAP2 ofrece un marco flexible que combina la consulta con formas más profundas de colaboración y empoderamiento. Puede encontrar más información en el documento “GOBERNANZA PARTICIPATIVA LOCAL, construyendo un nuevo marco de relación con la ciudadanía”que se encuentra en la página oficial de la Red de Transparencia y Participación Ciudadana.
