Para las organizaciones públicas el concepto de participación ciudadana aporta valor de múltiples maneras. El esfuerzo que implica fomentar una democracia participativa está justificado dando lugar a un modelo de gestión que procura la inclusión de la ciudadanía en los diversos asuntos de las administraciones públicas, independientemente de su naturaleza.
El valor de la participación ciudadana
Favorecer la participación ciudadana refuerza la cercanía entre ciudadanía y responsables de las organizaciones públicas, enriquece las organizaciones a través de la mejora del conocimiento de la acción pública por parte de la ciudadanía y genera nuevos temas y asuntos de actualidad a través de una escucha activa de las preocupaciones y opiniones ciudadanas. Todo ello consigue la mejora de la calidad de la información disponible y los servicios prestados, permite una administración más eficaz que logra reducir la duración y la complejidad en sus gestiones. Además, el hecho de trabajar en los puntos antes mencionados permite a la organización la detección prematura de posibles errores que pueden ser subsanados de forma sencilla en etapas tempranas, pero que podrían ser problemáticos en caso de llegar a etapas posteriores de ciertos procesos administrativos. El desarrollo de estas prácticas supone un cambio en el sistema de gestión actual, dando paso a una gobernanza renovada, que propone un modelo de gestión de beneficio mutuo entre organizaciones públicas y ciudadanía.
Métodos de participación ciudadana
Las metodologías que son útiles para mejorar el nivel de participación ciudadana parten de los cinco niveles básicos. Esos son informar, consultar, involucrar, colaborar y empoderar.
A nivel informativo, es indispensable la utilización de un lenguaje claro y adaptado al público receptor. También pueden ayudar técnicas como la creación de foros que den la posibilidad a los ciudadanos de realizar preguntas a las autoridades, habilitar plataformas que permitan un fácil acceso a datos de diferente índole, o plataformas que reúnan información y la muestren de forma intuitiva al público interesado en ella.
En cuanto a las consultas, se pueden fomentar con foros de intercambio de información, creación de grupos de discusión o incluso con la difusión de encuestas. Para involucrar a la ciudadanía se pueden emplear la mayoría de las técnicas mencionadas anteriormente, además de la organización de talleres conjuntos.
La colaboración ciudadana se puede fomentar a través de la participación en comités, espacios de trabajo colaborativos y el desarrollo de proyectos comunes. A su vez, el empoderamiento ciudadano es posible mediante la participación en presupuestos públicos, la delegación de ciertas responsabilidades y la toma de decisiones.
El fomento de la participación ciudadana en las organizaciones públicas implica un esfuerzo notable, pero la recompensa es grata. La implicación de la ciudadanía aporta un valor añadido que marca la diferencia entre una gestión individualista y una democracia ciudadana.