La verdadera innovación no conoce de crisis, de pandemias ni de guerra. La innovación que defendemos desde el mundo local pretende, a pesar de las circunstancias, generar valor público con las transformaciones que promueve en la medida en que éstas pueden ser positivas para toda la sociedad.
En un mundo tan cambiante como el actual y donde el contexto te golpea cada mañana con tanta intensidad, es importante volver a mirar a la innovación como ese mecanismo de supervivencia que nos va a permitir diseñar nuevos productos o servicios para cada nueva necesidad que surja en nuestra ciudadanía.
Desde el mundo local podemos y debemos hacer frente al cambio a través de la innovación, mediante procesos ágiles que permitan transformar las demandas colectivas en soluciones comunes para problemas complejos. Y es en el marco del Gobierno Abierto donde esto precisamente se debe producir, entendiendo que tanto la innovación como el Gobierno Abierto son precisamente dos caras de la misma moneda.
La apertura de las instituciones permitirá a la sociedad sentirse parte consustancial de las mismas y a través de los procesos de innovación colectiva podremos codiseñar soluciones sencillas a problemas reales. Esa es la verdadera fórmula del éxito: hibridar innovación pública y Gobierno Abierta para hacer frente a los grandes retos que nos esperan.
Pero no seamos ingenuos, aún queda mucho por hacer. En primer lugar, afianzar esa tendencia aperturista de nuestras instituciones, todavía demasiado débil en algunos sentidos y poco contundente cuando más hace falta; y en segundo lugar, una carencia abrumadora de cultura organizativa pro-innovación en la mayoría de nuestras Administraciones. Todavía se sigue pensando en la innovación como en un negocio de nicho, algo de los modernos que poco tiene que ver con la idiosincrasia de los poderes públicos. Pero nada más lejos de la realidad, los que llevamos ya algunos años en esto sabemos perfectamente que la innovación pública debe formar parte de forma incuestionable del cuore de nuestras organizaciones, porque representa mejor que ningún otro vector la naturaleza del cambio, la esencia de la evolución.