La gobernanza participativa se ha convertido en un concepto fundamental en el ámbito de la administración pública y la gestión de proyectos, ya que promueve la implicación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones que afectan sus vidas y su entorno. Este enfoque no solo fortalece la democracia, sino que también fomenta un sentido de comunidad y pertenencia, elementos esenciales para un desarrollo sostenible y equitativo.
La interrelación de valores
La gobernanza participativa se caracteriza por abrir el sector público a la colaboración con diversos actores, tanto internos como externos a la organización. Esto permite la creación de valor público mediante la incorporación de conocimiento disperso, apoyándose en esquemas de innovación abierta. La idea central es que, al sumar las aportaciones de la ciudadanía, las decisiones y políticas se diseñan de manera más efectiva, mejorando así la calidad de vida de los ciudadanos.
Este enfoque se transforma en una “gobernanza más inteligente”, que rompe con los esquemas clásicos de participación. La incorporación de nuevas herramientas tecnológicas, como las basadas en la web 2.0 y el big data, promueve lógicas de trabajo interactivas y horizontales. Estos avances no solo facilitan una mejor comunicación, sino que también incrementan la calidad de la información disponible, permitiendo su análisis y reutilización de manera más efectiva.
Características de la gobernanza participativa
La gobernanza participativa se concreta en un nuevo esquema de participación pública que presenta varias características clave:
- Pluralidad y diversidad de actores: En este modelo, una variedad de actores trabaja en red para influir en la toma de decisiones. Esta diversidad es esencial para enriquecer el proceso participativo y garantizar que se escuchen diferentes perspectivas.
- Complemento a la democracia representativa: La gobernanza participativa no reemplaza la democracia representativa, sino que la complementa y enriquece. A través de procesos participativos, se genera información valiosa que beneficia tanto a las administraciones públicas, que pueden incorporar la visión de la sociedad civil en la definición de agendas y políticas, como a la ciudadanía, que obtiene un mejor entendimiento de cómo funciona la administración y cómo se toman las decisiones.
Implicaciones de la gobernanza participativa
Desde el plano interno de la organización, la gobernanza participativa implica un cambio en la forma de hacer. La participación debe entenderse como una práctica transversal, que impregne todas las áreas de gestión local. Esto garantiza que todas las políticas y servicios reflejen la visión y necesidades de la ciudadanía, aumentando la legitimidad de las decisiones administrativas.
Asimismo, esta transformación organizacional promueve la coordinación interna, favoreciendo la transmisión de conocimiento entre áreas y el aprendizaje continuo. La implementación efectiva de la gobernanza participativa requiere abordar de manera conjunta los tres pilares del gobierno abierto: transparencia, participación y colaboración.
Se puede encontrar más información acerca de la gobernanza participativa en el documento “GOBERNANZA PARTICIPATIVA LOCAL, construyendo un nuevo marco de relación con la ciudadanía”que se encuentra en la página oficial de la Red de Transparencia y Participación Ciudadana.